Quien tiene chicos en casa sabe la misión imposible que es mantener cualquier cosa ordenada: juguetes, obras de arte caseras, ideas de barcos-sofá-, materiales escolares y un infinito números de objetos surgen por todos lados. Y muchas veces el receptor final de todo eso, es el cuarto de los chicos en caso de tener uno. En casa tenemos dos cuartos muy pequeños: el nuestro y el de los chicos. Recién este año, después de algunos varios años de vidita, los chicos tienen camas. Hasta ahora y por las idas y venidas, siempre durmieron en colchones en el piso, inclusive de bebés. Con 8 meses ya dormían en colchones en el piso; antes juntos en un corralito. Por eso la decisión de comprar camas fue muy difícil: con los colchones, simplemente los levantábamos y quedaba todo el pequeño espacio del cuarto libre. Con las dos camas pequeñas, se redujo a nada el espacio en el cuarto y necesitamos todavía más reducir las posesiones. Entonces usamos dos simples ideas con las cuales estuvimos todos de acuerdo:
1- Preguntarnos para qué vamos a usar el cuarto.
Esta pregunta como ven, va guiando cualquier camino minimalista y la vengo repitiendo bastante. Pero la considero esencial. Muchas veces los cuartos, sobre todo de los chicos, son usados para dormir, para jugar, para hacer la tarea, para estudiar. Entonces ver para qué será usado teniendo en cuenta el espacio con el que contamos ya nos ayuda a delimitar lo que entra y lo que sale. Porque a todos nos gustaría tener esos cuartos Montessori llenos de juguetes de madera para trabajar la coordinación de los chicos, el espacio artístico con pizarrón con dibujos de nubes, cuadros de animalitos en color sepia y sentirnos casi como en un cuento de la Familia Ingalls pero la realidad es que la mayoría de nosotros vivimos en espacios reducidos que no nos permiten más que tener camas y algún que otro mueble. Entonces el preguntarnos para qué vamos a usar el cuarto nos va a servir también para ser realistas con lo que podemos y no podemos hacer en ese espacio.
2- Delimitar el espacio disponible.
Con esto me refiero a que, juntos con los chicos si es posible, veamos el espacio con el que contamos. Los chicos en general reciben regalitos de parientes, heredan cosas, les compramos juguetes, etc. Siempre hay algo que termina entrando en casa y después en el cuarto de ellos, sino, presten atención a cuanto juguetito de golosina entra en casa. O cositas hechas en la escuela. O creadas por ellos. Entonces de a poquito, crear conciencia de que el espacio no es ilimitado y que además, todo eso termina siendo algo que dejamos para atrás en el planeta, ayuda muchísimo a que el cuarto de los chicos de a poco se transforme en un lugar donde encontramos las cosas y podemos mantenerlo ordenado sin mucho esfuerzo. Hay cosas básicas que debemos tener en el cuarto: un lugar para dormir y un lugar donde dejar la ropa y la blanquería (sábanas, colchas, etc). El resto se tiene que acomodar al espacio del cual disponemos y eso incluye juguetes, peluches, libros, etc.
¿Y cómo usamos estas ideas en casa?
Preguntarnos para qué vamos a usar el cuarto: como ya comenté en otro episodio, los chicos juegan en la sala. Hacen su tarea, sus “obras de arte”, sus barcos-sofá y todo en el mismo lugar donde comemos, trabajamos y miramos la tele. El cuarto es esencialmente para dormir, guardar ropa, blanquería y algunos juguetes. Y es acá donde tuvimos que trabajar: qué cosas entraban al cuarto para cumplir estas funciones. Hay un armario hecho a medida donde ponemos la ropa de los dos y (que tenemos revisar a cada tres meses porque heredamos bastantes cositas de los primos y no hay lugar), dos colchas, cuatro juegos de sábanas, una valija con ropa de invierno y una bolsa con ropa heredada para que usen este año (lo que es muy grande o pequeño lo donamos siempre). También ahí guardan sus juguetes. Tenemos dos camas de soltero para cada uno y acabamos de poner dos pequeños estantes con los libros que leemos a la noche juntos. Acá empezamos a usar mucho la biblioteca pública porque no es posible leer un libro por noche y tenerlos todos en casa. Solo dejamos algunos que a ellos les gusta mucho y cuando ya no quieran leerlos más, los donaremos como ya hicimos con otros. Así y todo, el espacio que queda es muy pequeño porque cuarto es pequeño. Sin embargo, todo está en su lugar, es fácil limpiar y encontramos lo que queremos cuando queremos.
Delimitar el uso del espacio disponible: Dentro del armario pusimos dos cajas de 31cmx31cmx31 y compramos bolsitas con cierre. Ahí ellos ponen sus juguetes. Solo los que entran ahí. El nene tiene dos bolsitas de autitos y la nena tiene dos bolsitas de legos. Los dos juegan con todo en realidad. También hay dos cestos entre las camas donde la nena, que es una obsesiva de los peluches, tiene sus peluches pero solo la cantidad que entra ahí. El nene tiene en su cesto además de sus peluches, unas pistas con las que los dos arman ciudades. El hecho de saber que para que algo entre, algo tiene que salir ayudó mucho a reducir la ansiedad de querer algo nuevo, entender que tener cosas de más no está bueno (porque no encuentran nada, porque al final no terminan jugando con lo que tienen y porque generan basura para el ambiente solo por querer más) y que es bueno saber qué se tiene y qué no así como también es bueno aprender a decirle chau a aquello que ya no queremos más en nuestras vidas (pero puede ser algo para alguien más y donarlo). Con los libros pasó algo similar: no querían deshacerse de nada pero a medida que fueron creciendo y los intereses cambiando, entendieron que si querían conocer nuevas historias, había que abrir nuevos espacios. Y así se fueron yendo para otros niños aquellas historias que los habían hecho felices.
Entonces con estas dos simples ideas, conseguimos que un pequeño espacio se transformara en un cuarto para los chicos que pudieran usar para descansar y guardar sus cositas.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.