
Los mercaderes queriendo venderme cosas…. Jan van Horst, Escena del Mercado (1569)
Llega noviembre y después diciembre y las promociones de Black Friday y después para Navidad llegan galopando a nuestras vidas. El mundo entero está en promoción, ¿qué hacemos, cómo lo evitamos, cómo no compramos, cómo seguimos siendo minimalistas, por la Pachamama? ¡Qué desesperación!
Bueno, no. Nada tan terrible que no pase todos los meses, ahora tal vez con mayor intensidad. Pero siempre estamos expuestos a gastos impulsivos o innecesarios. Ya charlamos en los episodios noviembre de 2023, “2 formas de repensar la época de excesos” y en el de noviembre de 2024, “3 preguntas para transitar las promociones de la época” y este noviembre de 2025 volvemos a charlar del asunto porque como dije, siempre estamos expuestos a gastos impulsivos o innecesarios y esta época nos lo recuerda con más fuerza.
Pero bueno, vamos al tema. Resulta que hace unas semanas escucha un podcast de un brasilero llamado “Menos é mais” y dijo algo que se quedó en mi cabeza. Él hablaba que muchos de nosotros criticábamos que no llegamos a fin de mes pero al final, seguíamos gastando. Y él se pregunta algo así:
Sin crédito, sin tarjetas de crédito o plata prestada ¿cómo sería mi realidad? Tendríamos que cuestionar la realidad pero mientras la indignación se diluye en el crédito, seguimos.
Lo que quiso decir es que mientras podamos seguir comprando, la bronca, la rabia de no llegar a fin de mes, se va perdiendo entre lo que compramos, entre lo que adquirimos.
Y después dice:
Cada objeto precisa justificar su lugar en nuestra casa (desde cosas hasta la comida que consumimos y lo que ponemos en la agenda).
Pero volviendo al Black Friday, ¿cuáles serían esas dos formas de pensar este período pero que al mismo tiempo, pensar toda nuestra vida de la misma forma?
1- Sé que muchos recibimos salarios y que nuestros gastos fijos son por lo menos 60% de ellos porque las cosas aumentan cada vez que abrimos los ojos. Y por eso nos apoyamos muchas veces en la tarjeta de crédito. Propongo que si nos sobra un puchito, separemos de ese puchito un valor. 5%, no importa. Y solo usar ese valor propuesto para gastos en momentos de promoción en los que nos queremos dar un gusto. Si no usé el mes anterior, se suma para el siguiente. Yo este año traté de no comprar en cuotas cosas que no podía pagar con plata en ese momento. Traté de, como dice el podcast que escuché, no diluir mi rabia e indignación en la mentira de que llego a fin de mes si compro en 200 cuotas algo que no necesito. Pagué en cuotas ropa que necesitaba porque había promoción, pero yo tengo destinado un valor por mes a gastos extras. Pagué los pasajes en micro para ver a mi familia. Fueron cosas muy específicas. Y pensadas. Entonces, si la tarjeta de crédito es una muleta para hacer gastos en cosas que no podés comprar pero querés porque querés, es hora de repensar su uso. Y separate ese puchito de plata para esos gastos que querés porque querés. No está mal darse un gusto. Pero no te endeudes por eso.
2- Justificá eso que vas a comprar. Recordá que tu casa no es un depósito. Entonces, tiene que tener una razón, un motivo para estar ahí. Te compraste algo porque te gusta y punto. Bueno, está todo bien, estás aprovechando alguna promoción y llegó el momento de comprar eso que querías. Pero ¿cuál va a ser el costo real de eso que estás metiendo en tu casa, en tu vida, en tu tiempo? Todo objeto físico tiene un costo mental además del económico. Yo me compré una caja de pasteles en promoción por ejemplo. ¿Pinto con pasteles? No, solo mandalas. Generalmente uso lápices, realmente no era algo necesario. Pero…doné dos libros a la biblioteca e hice espacio para esos pasteles. Mi costo mental es menos que antes en realidad, porque saqué dos libros y puse una cajita de pasteles. Y mi mandala del domingo quedó re linda. O sea, no es que no podés comprar algo que simplemente quieras. Pero ese algo viene con un costo que excede el precio. Fijate si vale la pena.
Este Black Friday te vas a encontrar con muchas promociones. Que sea un momento de reflexión sobre tu propio consumo. Ah, y el Soda Stream que quiero comprar hace años y del cual siempre comento cuando hablo de promociones y deseos no cumplidos…bueno, ya desistí. Nunca baja lo suficiente para no endeudarme y mi compañero compró una mini cafetera eléctrica. El espacio ya fue tomado. En otro momento conseguiré mi hacedor de agua con gas.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.
