
Julio se fue pero como todo julio (y enero), trajo millares de posibilidades de cursos y cosas para hacer en lo quo de resta la mitad del año. Yo, Doña Cursos, siempre lista, miré cada uno de ellos. Pero este año me tomé muy en serio eso de no llenarme de cosas (aunque siempre termino metiéndome en algo que no debía…en fin, sigamos). Y con mucho esfuerzo, no me anoté en nada. Y no me inventé ningún proyecto nuevo ya que los que tengo este año, vienen fracasando en todos los aspectos, ¿para qué más fracasos?
Pero en todo esto, no fue solo mi fuerza de voluntad que ayudó; también hubo un video que me ayudó bastante en tomar la decisión de no inventarme proyectos o meterme en cosas nuevas. Era de Matt D’Avella contando sobre sus 14 años de minimalismo. Matt D’avella es el que mencioné en el episodio pasado de las superficies vacías y el director del documental “The Minimalists”. Ahí el menciona una pregunta que se hace (y que yo desdoblo en dos) antes de meterse en cualquier cosa nueva, sea de nueva de verdad (un nuevo trabajo) o nueva para lo que ya hace (hacer algo diferente, contratar personas):
¿Esto que voy a hacer va a hacer que mi vida sea más simple o más complicada?
Él lo llama de “filtro de la simplicidad”. Dice que ahora se enfoca no tanto en lo que tiene sino que en lo que hace. Y me pareció una pregunta tan fácil de hacernosla a nosotros mismos y tan simple, que debería estar en un cuadrito o tatuada en nuestro antebrazo para que cada vez que nos proponemos a hacer algo nuevo.
Y ahí viene mi segunda pregunta porque a veces, no siempre lo complicado significa malo. Digo, si yo decido terminar mi bendita tesis algún día sobre ambiente y desarrollo sustentable, mi vida se va a complicar más. Pero la verdad, sería una alegría personal muy grande poder terminarla por mil motivos. Y acá viene la siguiente pregunta:
¿Va a valer la pena?
Hoy, por ejemplo, para mí, no. Me quitaría tiempo con mis hijos que ya no es tanto como me gustaría. Me quitaría tiempo para cuidarme, que ya lo hago poco y nada entre el caos diario y las cosas que me impongo. Hoy, realmente sería una complicación que no valdría la pena. Tal vez, en unos años, recurse todo y presente la tesis. Hoy para mí, no vale esa complicación.
Entonces, antes de cualquier cosa que decidas hacer, hacete estas dos preguntitas:
¿Esto que voy a hacer va a hacer que mi vida sea más simple o más complicada?
¿Va a valer la pena?
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real