
Yo, pensando en cómo ser productiva. (Samuel George Pollard- “Cansada”).
Vivimos en una época donde la productividad suele confundirse con estar ocupados. Llenamos agendas, listas de tareas y aplicaciones de organización, creyendo que cuanto más hacemos, más avanzamos. Pero… muchas veces esa sensación de movimiento, de avance, no significa verdadero progreso: es nada más agotamiento disfrazado de eficiencia.
El minimalismo propone otra perspectiva. Nos invita a preguntarnos: ¿qué es realmente esencial? Ser productivo desde el minimalismo no es llenarte de tareas, sino concentrar energía en lo que tiene valor para vos. Es elegir lo importante, dejar ir lo que no sirve y vivir con intención. Esto de vivir con intención o darle intencionalidad a tus acciones a veces puede parecer medio borroso, es como la palabra “resignificar” que me gusta mucho pero la verdad, muchas veces no significa nada. Cuando pienso en “vivir con intención” o “intencionalidad” me acuerdo de los textos pedagógicos que inventan palabras para hacer de cuenta que dicen algo o empiezan con el famoso párrafo: “no vinimos acá a dar respuestas sino a visibilizar problemáticas y traer preguntas” (ya visibilizar es otra palabra que me gusta pero me llega a dar urticaria de tanto uso gratuito…como intencionalidad).
Pero bueno, al tema.
Ser productivos en el minimalismo es tener claridad sobre para qué y por qué hacemos algo. Se basa en reducir y les comparto tres ideas sobre el asunto.
1) Menos tareas, pero más alineadas con tus intenciones.
Esto es básicamente el para qué y por qué hacemos algo. Cuando digo intenciones, pienso en estas dos preguntas. Un ejemplo para que, como “intencionalidad”, la palabra “intención” no quede varada en el éter de las palabras perdidas.
Como todo año, me propuse varias cosas. Solo que bien al principio, la vida nos dio una patada y todo se dio vuelta. Cuando las cosas se pusieron mejor, quise volver a retomar todo. La verdad es que estamos a casi fin de agosto, y nada de lo que me propuse se cumplió. Entonces, decidí este último fin de semana empezar a cortar todo lo que no me permitiera llegar a mi objetivo principal: estar saludable. Y de repente, la agenda, los compromisos, las cosas que me impuse para hacer, ya no eran tan importantes.
2) Menos herramientas, pero más efectivas
Hoy estamos rodeados de herramientas para todo: para tener un seguimiento de hábitos, para bajar de peso, para anotar las comidas, para marcar ejercicios, para…para todo. Y hablo solo de aplicaciones. Tenemos planners, agendas, hermosos imanes de heladera para hacer una lista de cosas para hacer, cuadernos y anotadores, la computadora, en fin, herramientas no faltan. Y ni siquiera voy a entrar en los cuatro millones de métodos que existen para ser más productivos. Pero cuando decidimos tener menos tareas pero alineadas a nuestras intenciones, las herramientas también disminuyen. Es ahí que tenemos que elegir las que realmente nos ayudan, o nos imponen menos trabajo.
Sigo con otro ejemplo: en mi decisión por enfocarme solo en la salud, saqué un aplicación de una competición en el trabajo de subir y bajar escaleras. El primer mes lo gané con creces porque subo y bajo muchas escaleras, intento nunca tomar el ascensor y ahora para bajar (a menos que cargue cosas muy pesadas) ya ni pienso en ascensor. Pero la aplicación, que me incentivaba por la competición, requería que todos los días pusiera una foto de las escaleras que subía o bajaba y anotara la cantidad de escalones. Sí, me ayudó a ser más saludable. Pero también le tenía que dedicar un tiempo en el celular que no quería tener que dedicarle al aparato en sí. Así que a pesar de las quejas de mi hijo que quiere que gane el premio final a fin de año, borré la aplicación y todo mi objetivo de ser saludable, está escrito en un cuadernito donde estoy haciendo mi propio seguimiento. El cuadernito, para mí, terminó siendo la mejor herramienta. Y la única. Porque me dan ganas de escribir al terminar el día. Porque me dan ganas de anotar las cosas estando desconectada de Internet y las pantallas. Porque papel y yo, somos un solo corazón. Entonces fijate qué herramienta te es efectiva para poder cumplir esas tareas que te son importantes.
3) Menos compromisos, pero más significativos
Ya charlamos varias veces sobre decir no y que tampoco podemos decirle no a todo porque no somos islas. Y creo que eso representa bien esta parte. ¿Cómo? se preguntarán, si al final lo “significativo es “lo que me importa a mí”. Bueno, no. Lo significativo no es solo lo que te importa a vos. También es lo que le importa a la gente que comparte la vida con vos de una forma u otra y te gusta tenerla cerca. Por eso, creo que disminuir compromisos y que sean significativos, significa elegir con quién compartir momentos siempre pensando en el todo, no solo en vos mismo. Y acá está lo difícil…Un compromiso significativo puede ser participar de un evento o un encuentro donde no conocés a nadie (y no querés conocer) pero es importante para tus hijos. O la persona nueva del trabajo organizó una salida y estaría bueno no dejarlo solo y conocerlo mejor. Tu compañero te pidió que vayas al encuentro de emprendedores con impresoras 3D…y vas porque es importante para él. Pero esto también es un ida y vuelta. Cuando analizamos los compromisos, nos fijamos también quién está con vos y la cosa es recíproca. No siempre, no todo el tiempo, pero para mí, cualquier relación significativa tiene que tener una reciprocidad. No digo de “hice esto para que vos hagas esto” sino que la otra parte tiene que ser una otra parte presente en tu vida. Mumford and Sons tiene una canción que dice algo así “donde invertimos nuestro amor, invertimos nuestra vida”. No es que la vida sea una constante transacción pero no nos engañemos: no podemos estar todo el tiempo para todo el mundo. Entonces, a elegir con consciencia.
Estuve buscando a lo largo de estos 117 episodios, aquellos en los cuales hablo algo de productividad o de ser productivo para ver si hoy no pienso diferente o algo cambió. Y no, nada. Las veces que hablé del tema fue justamente esto: no seamos productivos en el sentido que le dan en todos lados (hacé más en menos tiempo, cómo aprovechar más tus horas, cómo trabajar más en cuatro horas, cómo morirte antes pero con productividad) sino seamos productivos en el sentido minimalista: menos es más y ese menos, tiene que tener un sentido para vos. Hacer menos porque sí, tampoco tiene sentido. Yo puedo dejar de hacer todo ahora. Pero si no hay un para qué y un por qué, no hay razón para dejar de hacer todo. Porque digamos que hoy decido no tener más compromisos conmigo misma (voy a comer McDonalds todos los días porque…de algo nos morimos y me gustan las papas fritas), dejo mi cuadernito de anotaciones porque para qué tener registro de la nada y dejo de ver a las personas porque al final, no quiero, prefiero ver Netflix y…soy la ermitaña más infeliz del mundo. Con venas tapadas de grasa de McDonalds.
Ser productivo en el minimalismo para mí es eso nomás. Menos es más. Pero siempre conscientes de nuestras elecciones y de ese para qué y por qué.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.