
Hace unos días le hice un comentario a mi compañero sobre algo que me llamó la atención. Fuimos a comer afuera y empecé a mirar -como siempre hago- a la gente. Me gusta ver a la gente interactuando en general, sobre todo cuando veo familias (o parecen familias, qué sé yo si lo son o no). Y observando, vi, como siempre, al 80% en sus celulares. Vi amigos en los celulares. Vi compañeros de trabajo almorzando en sus celulares. Vi familias (chicos y grandes) en sus celulares (y esto como siempre me choca mucho, sobre todo porque en el lugar, había un pelotero donde mis hijos fueron como rayos mientras que un par de chicos entraron mirando el celular, se sentaron y siguieron mirando el celular sin siquiera notar el pelotero). Y lo que noté, es que las personas que estaban sin el celular, estaban en su mayoría, sonriendo o riéndose mientras conversaban con el otro. Y le comenté: “¿viste que la gente sin celular se está riendo y los otros parecen re deprimidos?”. Él miró alrededor y dijo algo así como que compartir te hace feliz. Y no puedo estar más de acuerdo.
Innúmeros estudios muestran cómo el uso del celular se volvió una adicción o casi una adicción. De acuerdo a la consultora Sortlist, Argentina está en la quinta posición a nivel mundial en el uso del celular, pasando cada argentino promedio en torno a 9 horas y 39 minutos al día en el celular y un total de 147 días al año usándolo. ¿Y dónde pasan más tiempo? En las redes sociales. Si bien la encuesta muestra que se busca muchas noticias en redes sociales, también indica que es Tik Tok la red más usada. Y no para buscar noticias probablemente. Y estoy segura que saliendo del microcosmos argentino, esta situación se replica en muchos otros lados del globo.
Por eso, y porque yo tampoco soy inmune al celular, acá van algunas ideas para reírse y compartir en vivo más y usar el celular menos:
1- Pensar en la razón que te lleva a tener un celular.
Sacando las obviedades que nos impone la realidad como “es el teléfono de ahora” o “necesito el WhatsApp para hablar con cualquier persona”, pensemos: además de la comunicación a través del celular que reemplazó prácticamente a todo lo que vino antes (presencialidad para hacer las cosas, llamada telefónica, correo electrónico, trámites, marcar consultas o hacer reclamos, etc), ¿para qué tenés el celular además de la obvia comunicación esencial y básica que te permite? Te doy algunas opciones:
a- Para ver páginas de Internet: en este caso, si tenés computadora, podés hacerlo cuando estés frente a la compu. Si no tenés compu y usás tu celular como compu, hay momento y momentos para ver las páginas que necesitás. A menos que sea necesario aquí y ahora ver esa página -por ejemplo, estás haciendo un trámite y te discuten requisitos que viste en el sitio de Internet y necesitás mostrarlo- el celular puede quedarse guardadito en la mochila mientras estás con alguien. O mientras estás esperando el colectivo. Antes cuando necesitabas una información y no estaba disponible en el momento, esperabas. Esperá. Hacelo en casa, en el momento que estés resolviendo lo que tengas que resolver. No necesitás hacerlo ahora.
b- Para informarme: las noticias van a seguir ahí después. Delimitá cuándo vas a verlas. A menos que tu trabajo dependa de eso, no necesitás ver las noticias las 24 horas del día.
c- Para conectarme: ¿cómo? ¿con quién? ¿es necesario hacerlo todo el tiempo? Ese día en el restaurante vi que la mayoría (y eso lo sé porque cuando me levanté, como buena chusma miré) estaba viendo alguna red social y dejando comentario, publicando foto o respondiendo WhatsApp. La conexión, a menos que estés pasando por una situación específica, es con quien estás ahora. Seas vos solita o solito o la persona que tenés en frente. El resto que espere.
d- Para trabajar: sacando la persona que tiene un rol esencial en algún área específica, no trabajás las 24 horas. Inclusive si sos emprendedor, uno necesita ponerse límites. Por vos y por los otros. No hay trabajo que pueda hacerse bien cuando se está sobrepasado. Ponete horarios. Porque sino, la vida te los va a poner a vos.
2- Darte cuenta de cuánto lo usás cuando no lo necesitás.
Acá entra todo eso que hacemos la mayoría cuando no tenemos nada que hacer: ya empezamos a buscar el celular. Estamos esperando el colectivo, agarramos el celular porque nos aburrimos. Hubo un minuto de silencio, agarramos el celular para llenar el vacío. Pasaron quince segundo que mandamos un mensaje, agarramos el celular para ver si nos respondieron. Yo no tengo redes sociales en el celular y no lo agarro para verlas, pero esa es otra de las más comunes: ver qué hay por ahí posteado de nuevo porque sí.
Todo eso, agarrar el celular para ver si nos respondieron, para ver qué hay de nuevo en la red social X o Y, para apaciguar nuestro aburrimiento, para llenar el vacío, no es necesario. La red social va a seguir ahí, está bien aburrirse, a veces no hay que llenar ningún vacío y la persona que te tiene que responder, puede esperar o tal vez sea como yo, no está en WhatsApp todo el tiempo. Tenemos que entender que el celular no es nuestro chupete electrónico. O nuestro cigarrillo tecnológico (soy de los 80s, el cigarrillo era un clásico de los ansiosos). Es un aparato que nos tiene que servir para facilitarnos la vida. No para interrumpirla.
3- Replantearse la cantidad de información que consumimos.
El celular es una maravilla: cada pequeña cosa que querés saber, la tenés a tu alcance si tenés Internet. Sin ir más lejos, la semana pasada que estaba con mi hermana, cada cosa que no nos acordábamos o teníamos dudas, nos encontraba agarrando el celular para buscarla. Cuando éramos chicas, teníamos que agarrar la enciclopedia y rezarle a Thor para encontrar la información que buscábamos. Hoy está todo ahí, al alcance de tu mano. Y es buenísimo.
Pero al mismo tiempo, necesitamos establecer límites a lo que nos interesa y a lo que son datos superfluos que van a pasar sin pena ni gloria por nuestras vidas. Acá es completamente subjetivo: te puede interesar seguir la vida de un famoso o las nuevas tendencias de moda. O tal vez de los nuevos descubrimientos astronómicos. O el último trabajo de Taylo Swift, no importa en realidad. Lo que importa es que concentres tus gustos o intereses y no te desbandes. Porque sino, es ruido. Mucho ruido. Y deja de ser información. Y ahí estamos, consumiendo y no aprehendiendo y aprendiendo sin h. Somos seres pasivos recibiendo. Y reaccionando constantemente a lo que voluntariamente decidimos consumir. El celular nos da una facilidad increíble de consumir. Seamos más conscientes en ese consumo y larguemos un poco el celular para poder absorber mejor eso que consumimos.
No es que en casa el celular sea un objeto usado solo para llamar a alguien o buscar algo preciso. No, yo también lucho con mi incansable ganas de saber de todo, todo el tiempo. El otro día sin ir más lejos, estaba leyendo un libro esperando el subte y me di cuenta que conocía poco de la autora. Agarré el celular y caí en las redes de Wikipedia, que es mi archi-enemigo de la Internet porque puedo pasar HORAS leyendo textos e hiperlinks. Por suerte, llegó el subte y no uso el celular dentro del vagón, es mi momento de leer. Pero tuve un corte, sino, podía seguir horas leyendo Wikipedia. Y el día del restaurante, que fue el sábado, mi compañero tuvo un intercambio de mensajes laboral que podía haber pasado el lunes pero él decidió responder en ese momento (y probablemente yo hubiera hecho lo mismo). En ese responder andando con el celu en la mano, se llevó por delante a un señor. Le pidió disculpas y siguió andando. Yo, que estaba un metro atrás buscando algo, escuché al señor decir después: “y claro, si está con los ojos en ese aparato, qué querés”. Y se lo comenté a mi compañero. Y dejó el celular.
A veces necesitamos más que un señor retándonos por estar con los ojos en la pantalla. Por eso espero que estas tres ideas te ayuden un poco. Porque veo mucho video diciendo cosas como “apagá las notificaciones”, “dejá tu celular con en negro y blanco para dejarlo menos atractivo” pero a mí me suena a paliativos. Porque en definitiva, nos vamos a acostumbrar a no recibir notificaciones y agarrar el celu para ver si hay algo nuevo. Porque el negro y blanco va a ser algo normal después de un tiempo. Como cualquier adicción, o la controlamos o no.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real y ya que hablamos de tiempo gastado usando el celular, vamos a hablar la próxima semana de algunas ideas interesantes que nos presenta el auto del libro “4000 semanas”.