
Hace un tiempo charlamos en el episodio 41 sobre “3 formas de ser menos productivos” y acá es mencionado en un punto el libro de Oliver Burkeman, “4000 semanas: Gestión de tiempo para mortales”. Es un libro interesante porque plantea que simplemente no podemos hacer todo lo que queremos porque no tenemos tanto tiempo como pensamos. Una persona promedio tiene de vida unas 4000 semanas u 80 años. Cuando uno se pone a pensar en el tiempo que pasó y el tiempo que nos queda si todo sale bien, ya los números y las cosas que queremos hacer no nos cierra tanto. El libro en sí tiene cosas interesantes y otras que como pasa siempre con cualquier libro, no estoy 100% de acuerdo. Primero va lo que dice el autor, después mi opinión no solicitada. Pero bueno, les comparto algunos destaques y ahí ustedes ven qué les sirve, qué no y tal vez les den ganas de leerlo.
1. Aceptá las limitaciones
- Reflexioná sobre la finitud: La vida es corta, y cada semana cuenta. Al reconocer que solo tenemos un número limitado de semanas, podemos empezar a valorar el tiempo como un recurso precioso, lo que nos ayuda a priorizar actividades significativas. Esto es un poco lo que la filosofía estoica dice con su famoso “memento mori” o “acordate que te vas a morir”. No es para ser una persona triste, oscura y deprimida porque no vamos a vivir eternamente sino justamente, para entender que lo que tenemos es el presente. Tengo una frase anotada de Lao Tzu (o por lo menos, dice mi cuadernito que es) que es así: “Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo el presente”. Creo que esto es lo más rescatable del libro. Ser consciente del tiempo que (no) tenemos.
2. Priorizá lo que importa
- Identificá tus valores: Acá hay una idea que se encuentra en cualquier blog de autoayuda medio pelo y es que hagas una lista de lo que realmente importa en tu vida, como la familia, la salud, el trabajo, o los hobbies porque esto te va a permitir tomar decisiones sobre cómo invertir tu tiempo en actividades que te aporten satisfacción y propósito. Yo soy a favor de hacer listas y ver qué es lo importante; yo comenté que este año después de revisar tooooodo lo que me había propuesto, me di cuenta que no podía hacer ni la mitad si quería hacer algo de mi lista más o menos bien. Uno podría decir que aprendí mi lección, pero no, me sigo llenando de cosas y una vez por mes tengo que revisar esa lista. Por eso estoy de acuerdo con las listas: si está escrito, hay un registro. Si hay un registro, hay una responsabilidad que asumiste y cumpliste o no. Si no cumpliste, hay que ver por qué. Y te pone cara a cara con la realidad. Ahora, eso de la satisfacción…no sé. Sí, tenemos que buscar lo que nos haga bien. Pero no todo nos va a dar satisfacción y tenemos que hacerlo. Yo soy a favor de equilibrar la balanza. A nadie le gusta limpiar baños en bares pero alguien lo hace. Y alguien tiene que hacerlo. Lo mismo en la vida. A nadie le gusta tener que hacer ciertas cosas pero hay que hacerlas. Lo importante es que no te consuman la vida. Para mí, lo de priorizá lo que importa e identificá tus valores pasa por equilibrar un poco todo.
3. Rechazá los mitos de la productividad
- Redefiní el éxito: En lugar de medir tu éxito por la cantidad de tareas completadas, enfocate en la calidad de lo que hacés. Esto implica dedicar tiempo a proyectos que realmente te apasionen, en lugar de intentar abarcar todo. En esta estoy 100% de acuerdo con lo de rechazar los mitos de la productividad. En el episodio mencionado anteriormente cuento del libro “El derecho a la pereza” y para mí hasta hoy es un libro que más allá de su posicionamiento político (su autor, Paul Lafargue era el yerno de Marx a pesar de todo), podemos sacar muchas cosas valiosas como que tenemos derecho a disfrutar de la vida y que no todo tiene que ser algo útil. Entonces sí, rechazá la idea de que hay que hacer mil cosas o desperdiciaste tu día. Pero eso de lo “proyectos que te apasionen”…¿y si no tenés ninguno? Acá yo lo cambiaría por aquello que te haga bien. A mí no me apasiona hacer ejercicios. Pero me hace bien y este año es uno de mis proyectos personales más importantes. Entonces, a hacer menos cosas y a elegir aquellas que te hagan bien.
4. Establecé límites
- Practicá el “no”: Aprendé a decir que no a compromisos que no se alinean con tus prioridades. Esto no solo te libera tiempo, sino que también te permite proteger tu energía y bienestar emocional. También de acuerdo con que hay decir que no. Pero a veces hay que decir que sí, inclusive si no es una prioridad para vos. Al final, vivimos con otros. Y las prioridades, a veces son los otros. Decí no, pero no siempre.
5. Mindfulness en lugar de multitarea
- Fomentá la atención plena: Practicá la atención plena al enfocarte en una sola tarea a la vez. Esto no solo aumenta la calidad de tu trabajo, sino que también mejora tu satisfacción al darte cuenta de lo que estás haciendo en el momento presente. Voy a hacer un sincericidio: odio la palabra mindfulness. Aquel cómico que mencioné en el “Ep. 86 | 3 cosas que nos enseñaron los 90 para el minimalismo” me representa mucho. Todo era mindfulness antes, era simplemente no hacer otra cosa que lo que estabas haciendo. Entiendo que hoy con tanto imput de la vida, hay que llamar la atención sobre esto. Pero estoy de acuerdo con la idea: el famoso multitasking (porque queda lindo decirlo en inglés) es algo que estamos tomando como natural y no tiene que serlo. Una tarea por vez y todo tiene su vez diría mi compañero (en realidad, dice eso cuando deja pasar a alguien en el tránsito y se le quieren colar pero se aplica igual).
6. Aceptá la imperfección
- Valorá el proceso: Comprendé que cometer errores es parte del crecimiento. En lugar de obsesionarte con la perfección, permití que tus errores te enseñen y te guíen hacia mejoras futuras. Yo no soy perfeccionista pero sí veo que justifico no seguir con algún proyecto que me invento cuando tengo algún desliz, como si eso arruinara todo. Creo que el mejor ejemplo que se me ocurre es el de la dieta: uno come bien y hace ejercicios por 5 días, y el sábado caés en las garras de la pizza y la cerveza. Entonces para qué cuidarse el domingo. Y el lunes, ya fue, arruiné todo. No necesitamos considerarnos perfeccionistas para hacer este tipo de autosabotaje al final. Así que aceptar las imperfecciones que pueden surgir durante el proceso, me parece un buen consejo. Al final, durante esos cinco de dieta, ¿no te sentiste un poquito mejor?
7. Cultivá relaciones
- Dedicá tiempo a las conexiones: Las relaciones significativas son fundamentales para una vida plena. Asegurate de reservar tiempo para amigos y familiares, y busca oportunidades para crear nuevos vínculos. No tengo nada que agregar acá. Esto para mí y a pesar de fallar muchas veces, tiene que ser una prioridad en la vida de todos. Muchos, poco, poquísimos vínculos, no importa. Hay que cultivarlos.
8. Creá rituales
- Establecé rutinas significativas: Desarrollá rituales que refuercen tus valores, como un momento diario de meditación o una cena semanal con la familia. Estos rituales te van a ayudar a mantener el enfoque en lo que es importante para vos. Soy completamente a favor de los rituales entendidos como rutinas. Hay un video muy interesante de un canal de ciencias llamado Kurzgesagt – In a Nutshell que explica un poco de todo. Y en uno, habla sobre cómo los hábitos se transforman en rutinas. Por ejemplo, lavarse los dientes no es algo que hacemos innatamente. Vamos creando el hábito que después se hace rutina. No hace falta que te llenes de “rituales” o “rutinas” porque vas a terminar un trastornado obsesivo. Pero elegí algunos hábitos que te gustaría incorporar y transformalo en rutina. Para mí, es dejar todas las noches la calza, la remera, las medias y las zapatillas en una silla. Así cuando me levanto medio zombie para hacer ejercicios a las 5:30 de la mañana, ya me pongo la ropa y no tengo la excusa de que tengo que buscarla para seguir durmiendo. Es un hábito que se está lentamente transformando en rutina.
9. Reflexioná regularmente
- Hacé un balance de tu tiempo: Programá momentos para reflexionar sobre cómo pasaron tus semanas. Preguntate si tus actividades están alineadas con tus valores y ajustá tu enfoque si es necesario. Balances son necesarios siempre. Soy a favor de datos duros y registros. Ayudan a encauzarte y ayudan a tener consciencia de qué podemos realmente hacer y qué no.
10. Viví intencionalmente
- Tomá decisiones conscientes: En lugar de dejar que el tiempo se consuma, tomá decisiones deliberadas sobre cómo pasarlo. Esto implica evaluar cada compromiso y decidir si realmente vale la pena tu tiempo y energía. Bueeeenooo, evaluar cada compromiso es medio pesado. Pero entiendo el punto: si tenemos menos compromisos, menos obligaciones, aprovechamos más aquello que elegimos hacer. Acordate solamente que como no vivimos en una isla, muchas veces la intencionalidad es hacer feliz al otro que nos acompaña en este camino y no solo a nosotros mismos. Así que las decisiones conscientes de las que habla, en mi opinión, siempre tienen que ser tomadas en el contexto de tu vida.
Bueno, esto se puso largo así que vamos terminando por acá. Recomiendo el libro, aunque puedas no estar de acuerdo con todo, es una buena cachetada despertarse un día y ser consciente de la finitud de la vida…con números concretos.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.