
Hoy empezamos con una serie sobre minimalismo digital y vamos a comenzar por los archivos digitales. Quien tiene una computadora (o cualquier otro dispositivo que utilice en su día a día) sabe que estos archivos pueden transformarse en el terror de quien quiere minimalizar la vida. Yo soy una aprendiz compulsiva y obsesiva: si hay algo que me interesó mínimamente, ya voy a buscar información sobre eso. Tengo en “Favoritos” de mi compu una lista que haría a cualquier amador de listas avergonzarse por el tamaño. Entonces decidí buscar ayuda profesional y le pregunté a Google sobre algunas cuestiones y aquí estoy, hablando con ustedes y haciendo un diario de recuperación de mi compulsividad a tener mi vida digital como tengo mi cabeza: llena de cosas.
Empecemos entonces:
Organizá tus archivos
Parece una cosa boba decir esto pero crear carpetas para toooodo lo que tenemos en la compu o nuestro dispositivo de preferencia es el primer paso al minimalismo digital. Si vos tenés archivos de tu trabajo, de tus exámenes médicos, de aquel curso que hiciste, la foto que sacaste durante el viaje X, de la salida con aquel amigo, del WhatsApp, etc, armá carpetas para todo y meté todo ahí. El primer paso es ser medio impreciso. Déjenme dar un ejemplo: fotos archivo de WhatsApp pueden ser desde memes hasta fotos que querés guardar. Todo a la misma carpeta en este momento. Ahora es el momento de definir todo lo que ocupa tu computadora o dispositivo en carpetas (y me atrevo a decir por experiencia personal que lo que ocupa, ocupa tu mente).
Borrar archivos que no necesitás
Ajá, acá empezamos a delimitar un poco de qué hablamos cuando hablamos de minimalismo digital. Una vez que organizaste por tema, empieza la depuración: en todas esas carpetas que armaste, seguro hay un millón de cosas que no querés más. Pero como sé que estamos en la duda de si alguna vez lo querremos usar, voy a ser más sensible con tus archivos: aquello que no abriste en el último año o que no te acordabas que existía, borralo. Ah, pero encontré un archivo de un pasatiempo o de un interés que ahora que lo vi quiero retomar. Bueno, ponelo en otra carpeta llamada “Algún día” o algo así. Dame un segundo que ahora seguimos depurando. Todo aquello que es un 90% (no digo 100, dije 90) que no te va a sumar absolutamente nada a tu día a día, borralo. Sin dolor.
Usá la nube a tu favor
Cuando tenemos una nube que ya de entrada nos delimita cantidad de cosas que podemos guardar, empezamos a decidir qué queremos realmente mantener. Hace poco tiempo Google anunció que las cuentas que no habían sido utilizadas en no me acuerdo cuánto tiempo, iban a ser borradas. Que todos necesitábamos entrar por lo menos una vez a la cuenta creada para mantenerla. Yo soy “doña muchas cosas”, pero especialmente, doña información. Tengo tres mil cuentas de Google creadas para cada cosa: fotos, libros, música, mantras, facultad, cursos, proyectos personales, series, películas, etc. Tengo muchas cuentas creadas para guardar todo aquello que -en realidad- termina llenando mi vida de ocupaciones que la mayoría de las veces no quiero tener pero tampoco quiero perder. La nube nos obliga a tener un límite. A organizarnos. Google te ofrece 15 gb gratis y a mí no me alcanza. Diez años atrás jamás hubiera pensado en usar 1 gb. ¿Qué me pasó? Usá entonces la nube gratuita para darte un límite. Y si no es gratuita, también tiene un límite.
Despedite
Hay archivos que finalmente decidimos mantener inclusive cuando no sabemos si los vamos a usar y los ponemos en la carpeta de “Algún día”(para eso la nube y su límite). Hay archivos que no tienen lugar más en nuestra vida y hay que dejarlos ir. Hay memes que ya no tiene sentido. Hay fotos que realmente no necesitamos más. Hay libros que sabemos que podemos conseguir después. Hay cosas que ya no son parte de nuestra vida. Hay una vida detrás de la nuestra que es pasado, y tenemos registros que queremos mantener y otros que no. Esos que no, deciles chau. De verdad, no lo dudes. Te vas a arrepentir medio segundo en el futuro. Pero esa foto de la fiesta de fin de año con tu mejor amiga y otras cinco personas que no te acordás el nombre no es algo que vas a imprimir. Y creo que esto es lo esencial en todo este minimalismo digital: si vivieras en los 80/90, ¿de verdad ocuparía lugar en tu álbum impreso esa foto? ¿Tendría ese libro en tu biblioteca? ¿Comprarías ese casette, cd, etc para ocupar espacio en tu casa?
¿Cómo estamos implementando esto en casa?
Digo implementando porque es algo constante, no es algo que hayamos terminado. Es muy difícil en este mundo digital no querer guardar la sonrisita de tus hijos (igual a las otras doscientas que guardaste) o ese libro en pdf que tal vez algún día leas. Es un trabajo constante.
1- Organizá tus archivos
Cuando empecé con esto del minimalismo digital, hice muchas carpetas y muy específicas. Por ejemplo, en cuestiones de facultades y cursos hice una de facultades (tenía tres de tres facultades públicas diferentes) y cursos (cada curso con su carpeta). Las fotos fueron por años. Las canciones por género y después artista. Fui bien específica y por eso tenía un millón de carpetas. Pero fue lo que me ayudó de verdad a organizar.
2- Borrá archivos que no necesitás.
Con las carpetas bien delimitadas, fui al contenido: por ejemplo, con la carpeta de la facultad, había archivos que ya no servían; trabajos repetidos, textos que no me habían gustado y la verdad no iba a leerlos de nuevo y videos que podía simplemente dejar en la lista de Youtube (y si desaparecían, sacando unos pocos, nunca me iban a hacer falta). Una vez que organicé esas principales, el resto fue más fácil (bueno, no tanto).
3- Usá la nube a tu favor.
Claramente quien empieza a usar la nube lo hace o para desocupar espacio en la compu o compartir cosas. Generalmente, uno usa la nube para lo primero. Lo maravilloso de esto es que tenemos una limitación gratuita. Y otras pagas. Yo opté por la paga por ahora. Tengo un hard drive externo donde pongo lo más importante (pero ya me pasó de perder todo porque se rompió algo) y pongo las cosas en la nube como respaldo. Como dije, soy doña cuentas de Google y tengo de todo para todo. Lo que hice fue pagar Google Drive y subir documentos importantes y fotos. A partir de ahí, voy viendo qué se queda de las fotos para dejarme espacio y guardar otras cosas. Como todavía no puedo dejar ir a ciertas cosas, pago una nube anual. Mi plan es pensar en que no existe otra forma más que lo que tenemos y usar la nube justamente como eso, un backup, un resguardo por si se me prende fuego todo espontáneamente (y conmigo es una chance muy factible). Y de a poco, volver a la vida donde no necesito almacenar todo sino lo importante.
4- Despedite
Parece una tontería halar de despedirse de archivos digitales. Pero me pasó de encontrar fotos borrosísimas com mi abu que se fue en 2020, con quien crecí y a quien no pude despedir más que por video por la pandemia y que no conseguía dejar ir. Cualquier pedacito de ella que pudiera resguardar era y es todavía para mí algo con lo que me cuesta lidiar. Y decidí que guardaría aquello que pudiera imprimir o ver y disfrutar. Guardé las fotos de ella cuidando a mis hijos. Las fotos de ella cuando cumplieron un año. Mi foto así de la nada que nos sacamos cuando volví de un viaje de mochila y que, en palabras de mi hermana, no parecía digital de tan mala calidad que tenía (pero para mí, es una foto hermosa). Guardé un video de ella hablando con mis hijos. Guardé aquello que me traía la sensación que tenía cuando estaba. Todas lo demás, los pedacitos de ella, se están yendo. Porque la quiero entera. Quiero que esos archivos digitales sean siginificativos para mí y que sirvan para poder contarles a mis hijos de ella. Entonces, cualquier archivo digital que tengas, tiene que ser eso, significativo. Sino, está sacándole espacio a aquello que lo es. Y es verdad, probablemente después de mí, nadie más quiera guardar todo esto. Pero hoy por hoy a mí me hace feliz. Y de eso se trata todo, ¿no? Minimalizar aquello que no nos permite una vida plena. Y a mí me gusta ser feliz.
Y sí, esto del minimalismo digital probablemente parece un problema del primer mundo y no de nuestra realidad en la que pensamos cómo pagar la luz a fin de mes. Sin embargo, el ruido digital nos saca del foco y de aquello que necesitamos prestarle atención independientemente de nuestra situación. Son momentos, calidad de tiempo, eventos, lecturas que nos mueven, canciones que nos remiten a algo o que nos hacen sentir algo, fotos que nos recuerdan que está bueno ser quiénes somos, en fin, un sinnúmero de circunstancias diferentes que nos hacen sentir que estamos acá y que no pasamos por la vida solamente. Por eso guardar, tener, mantener aquello importante tiene sentido.
Reducir ese ruido digital es primordial para vivir en este mundo moderno sin olvidarnos de lo esencial.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.