Cuando uno escucha sobre minimalismo y ve sus beneficios, ya quiere lanzarse de lleno en el tema. Sacar todo de casa, escribirle al mundo que ahora somos minimalistas y revolear aquella cosa que compramos (pero no necesitamos) al grito de “Menos es Más”.
Pero a pesar de ese irrefrenable deseo de deshacernos de todo, existen aspectos a tener en cuenta (no a seguir como una regla):
1) Responderse por qué queremos ser minimalistas.
Muchas veces tiene que ver con un cambio de vida, un cambio de perspectiva, un cambio de algo que no nos gusta. Existen inúmeros motivos, razones y justificativas que podemos darnos. Lo importante de todo esto es entender que el minimalismo no va a resolver nuestros problemas con nuestros hijos, nuestros amigos o nuestra pareja. El minimalismo va a ayudarnos a sacar el ruido del medio y nada más. El resto sigue siendo dependiendo de nosotros.
Un ejemplo de esto es que cada vez que hay algo que no me gusta, empiezo a limpiar. A sacar cosas. A liberar espacio. Esto no resuelve el problema por el que estoy pasando; sin embargo, me ayuda a tener un espacio sin distracciones mentales que me permitan reflexionar mejor sobre lo que estoy pasando.
2) Entender que el minimalismo es un camino y no un destino.
Tardé mucho en entender esta idea de que camino versus destino. Al final, ¿qué significa? De la misma forma que nunca dejamos de ser nosotros y vamos viajando por la vida, pasando por distintas fases y situaciones, un camino puede ser eterno. Donde parece que termina, se interconecta con otro y otro y otro y así podemos pasar una vida conociendo lugares y personas hasta que nuestro tiempo se termine. Inclusive podemos pasar por el mismo camino y sabemos que no será el mismo que el recorrido antes. El minimalismo es algo así: lo vamos recorriendo pero lo que hoy puede ser sacar tres bolsas de basura, maña será cortar relaciones tóxicas. Esto nunca termina.
Un ejemplo de esto es que un año atrás sacamos un montón de cosas de nuestro departamento de 40 m2. Donamos, vendimos y tiramos. Hoy, 365 días después, seguimos sintiendo que hay más para trabajar como minimalizar nuestras agendas, entender que no podemos decir sí para todo y que los pequeños de la familia merecen más tiempo de calidad. Continuamos caminando por el minimalismo pero de otra forma.
3) Decidir qué es lo importante.
Leí mucho sobre esto y siempre me pareció un tanto…general. Pero cuando empezamos a afinar la idea, nos damos cuenta que no es tan general como nos pareció en un comienzo. Lo importante para cada uno varía y depende de la situación en la que estamos en el momento en que nos preguntamos esto.
Voy a dar un ejemplo sin extenderme en esto. Unos años atrás, cuando no teníamos un centavo para nada y tuvimos que mudarnos de país con dos nenes chiquitos cargando solo una valija, lo importante era poder poner comida en la mesa. Hoy continúa siendo importante pero tenemos también otras prioridades: la salud viene primero. Trabajar hasta estar exhaustos, las preocupaciones de no poder pagar las cuentas, de no saber qué venía se cobró peaje. Hoy, para nosotros, la salud es lo primero. Lo económico viene después. Entonces, no hay que hacerse el Dalai Lama y pensar que “la paz mundial” es lo importante. Hay que mirar cuáles son las necesidades primarias hoy en día y enfocarse en eso. Y que nadie te haga sentir mal por eso.
Entonces, para esta semana, tenemos la siguiente tarea:
- La primera, respondernos por qué queremos ser minimalistas.
- La segunda, cuál es tu camino por el minimalismo hoy por hoy.
- La tercera, qué es lo importante en este momento para vos.
Nos encontramos la semana que viene para otro episodio de simple minimalismo.
