
¿Existe la sustentabilidad minimalista? Como existir, existe, hoy puede existir cualquier cosa. Me deparé hace poco con este concepto y se quedó en mi cabeza. Lo que leí al respecto era una mezcla de basura cero, veganismo y mucha cosa de bambú (que me encanta, dígase de paso). Y todo lo que leí venía de Estados Unidos, Canadá, Francia y Holanda (probablemente hay mucho más pero fui hasta ahí). Resumo y después les cuento lo que pensé desde este lado del mundo:
1- Hablaban mucho de “basura cero”. Todo muy lindo pero bastante inviable. Y además, si hiciéramos las cosas bien a nivel personal y estatal, con una buena gestión de residuos y consciencia de consumo, estaríamos todos bárbaros.
2- La mayoría ponía al veganismo en un pedestal. El veganismo para mí, éticamente hablando, me parece una opción maravillosa. Ahora, ambientalmente hablando, mi papá era mucho más ecológico pescando todos los días algo para comer que mi vecina que consumía queso vegano de castañas de caju que crecen vaya a saber uno dónde y tienen -hasta llegar a mi localidad- una huella de carbono mucho mayor que el pescado de mi viejo. Y como decía mi profesor del curso de agroecología hablando sobre la cuestión ecológica cuando una chica le planteó el veganismo como respuesta: “en consumir mucha menos carne y muchas más verduras y legumbres locales radica la respuesta a un equilibrio sostenible”. El problema, según él, era el sistema alimentario y la superproducción de aquello que comíamos en demasía, como carne y lácteos, y la pérdida de lo local. Y tiendo a estar de acuerdo.
3- Todo era bambú, vidrio e inox. Cepillo de diente de bambú. Botellita de agua de inox. Tupper de vidrio. En fin, todo lindo y aséptico.
Ahora, volviendo al mundo donde no todo es foto de Instagram y la billetera no acompaña las ganas de tener todo con tapita de bambú, el tiempo no te deja pensar en cómo producir menos basura y se intenta comer lo mejor posible, pensé en cómo podemos abrazar la sustentabilidad minimalista desde un mundo más…real:
Basura cero
Es muy difícil alcanzar eso de basura cero por mil motivos y además la mujer francesa que inventó la cuestión tira algunas ideas muy dudosas (en un viaje a África dijo que había que enterrar los restos de comida a lo que un biólogo africano le respondió que si todo el mundo enterrara la comida en cualquier lado, tendrías un gran basural y no un lugar de compostaje como ella proponía). Entonces, qué proponer siendo un poco más realistas:
1- Cocina: acá es bastante obvio: evita la compra de cosas envasadas, tené una bolsa para hacer las compras, tratá de comprar frutas, verduras y legumbres de estación y cociná con ellas (hay tantos lugares de donde sacar recetas fáciles y rápidas para gente inútil como yo…), hacete un menú semanal o una idea de menú para comprar lo necesario, intentá por lo menos una vez a la semana preparar algo que comprarías (una pizza por ejemplo) para ir aprendiendo a cocinar si no sabés, compostá si podés, no desperdicies organizándote.
2- Resto de la vida:
Es muy difícil tener una vida sustentable en la ciudad porque requiere tiempo y muchas veces, dinero que no tenemos. Y claro, también podés pensar que mientras vos te comprás un cepillo de dientes de bambú, tenemos en nuestro propio país empresas que revientan nuestros recursos naturales y qué poco impacto que tiene nuestra acción. Yo lo pienso así: sí, nuestro impacto es mínimo, tan mínimo que no le hace cosquillas al desastre ambiental que se nos viene y el que ya está acá. Pero al mismo tiempo pienso que es mi responsabilidad también pensar no solo en lo que yo siento sino en lo que van a sentir las generaciones futuras cuando vivan en el desastre. No hace falta tener hijos para sentirte responsable por los que vienen. Hace falta tener un poco de empatía. Solo eso. Vamos a las preguntas que pueden ayudarte a reducir la basura dentro de lo posible aprovechando nuestro camino minimalista:
a- Teniendo en cuenta la realidad de mi hogar, si todas las personas que comparten una realidad similar tiraran la misma cantidad de basura con la misma frecuencia, ¿cuánta basura tendríamos en un mes? Confrontando cuánta basura producimos, colabora en la concientización personal sobre lo que dejamos para atrás.
b- Teniendo en cuenta esa cantidad de basura que tiro, ¿cuánto de eso puede ser evitado? Por ejemplo, el embalaje de un producto, ¿podría haber sido reciclado? ¿Podría haber comprado otra marca con un embalaje reciclable? Esa botella de gaseosa, ¿podría optar por una de vidrio, comprar menos o no comprar? Repensar nuestro uso y descarte de las cosas cotidianas nos ayuda a ver cuánto de eso no es necesario.
c- Si no puedo reciclar o reutilizar, ¿es posible conseguir ese producto de otra forma o de una manera que reduzca la cantidad de basura? Por ejemplo, si compramos X producto de limpieza que termina contaminando, ¿puedo hacerlo en casa? Y si puedo, ¿puedo comprar los productos en mayor cantidad para evitar el descarte constante del embalaje en el que viene? Explorando posibilidades, podemos conocer nuevas formas de hacer las cosas y disminuir la basura.
d- De todo lo que tiro, ¿cuánto de eso va a degradarse con el menor impacto posible? Por ejemplo, no es lo mismo que tires una camiseta destruida hecha de nylon a la basura que una de algodón. No es lo mismo que tu tacho tenga un montón de cáscaras de frutas y tallos de perejil que un montón de bolsas de vegetales y frutas congelados. Verificar la calidad de lo que consumimos nos ayuda también a rever el impacto de nuestras elecciones.
Estas preguntas no son para que te sientas culpable por no compostar tus cáscaras de banana o porque te compraste unas calzas de lycra que cabían en tu presupuesto a diferencia del pantalón de lino que en realidad de gustaría tener pero no se puede. Pero sí que dentro de nuestras posibilidades, minimalicemos nuestro impacto ambiental reduciendo la basura que producimos. Yo sé que planificar hacerte un producto de limpieza, cocinar comida de verdad y comprar comida de verdad cuesta plata que a veces no sobra y tiempo, que a veces no tenemos. Y acá es dónde tenemos que aplicar el minimalismo: si esto es importante para vos, si pensar en el ambiente es algo que querés que sea parte de vida, habrá que minimalizar otras cosas para tener tiempo y dinero que nos permitan organizarnos y elegir productos que tal vez no sean baratos (sí, remera de algodón 100%, hablo de vos).
En fin, cada uno sabe si es por ahí por donde le gustaría caminar. Para mí, es un camino que no pretendo abandonar nunca.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.